Un abarrotado Teatro Quijano aplaudió al Ballet de San Petersburgo
La bella durmiente es cuento de hadas nacido de la tradición oral, que ha tenido varias transcripciones y publicaciones a lo largo de la historia. Sin embargo, tres son las versiones más difundidas del cuento, las que citaremos en el orden cronológico de su aparición: Talía, Sol y Luna, del italiano Giambattista Basile (Pentamerón, 1634); La bella del bosque durmiente, del francés Charles Perrault, (Los cuentos de mamá gansa, 1697) y Rosita de Espino o La Bella durmiente del bosque, de los alemanes Jacob y Wilhelm Grimm (Cuentos de la Infancia y el Hogar, 1812).
Pese a todo, las versiones más difundidas están basadas en el cuento de Charles Perrault, aunque influidos por elementos de la narración de los Hermanos Grimm, publicado 115 años después. El éxito de la versión cinematográfica de Walt Disney Pictures (1959), contribuyó mucho a la popularización de la historia a nivel mundial. Pero aquí vamos a referirnos a La bella durmiente como el segundo de los tres grandes ballet del compositor ruso Chaikovski. Compuesto tras El Lago de los cisnes y antes de El Cascanueces, está basado en el cuento de Perrault adaptado por los Grimm.
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